miércoles, 29 de octubre de 2025

Erística

| Cuando se quiere ganar a toda costa una discusión, se habla de erística
 

Una cosa es la verdad objetiva y otra la validez que otorgamos a una proposición, a un aserto o aseveración, es decir, igual que una cosa es la realidad y otra el convencimiento que tenemos de que sea verdadera. La filosofía y la ciencia tienen por finalidad y objetivo la Verdad o, por lo menos, ese debe ser su ideal regulativo, pero cuando discutimos lo más común y frecuente no es que queramos encontrar la verdad, sino que deseemos sobre todo tener razón, o sea, persuadir al otro de que la llevamos, de que nuestras creencias son las mejores o las más verdaderas. Y téngase en cuenta lo que decía Séneca: todo el mundo prefiere creer antes que analizar racionalmente (De vita beata, I, 4.)

Hablamos más que pensamos, e incluso después de sospechar que la opinión que exponemos es falsa o sólo media verdad, perseveramos en “sostenerla y no enmendarla”, aparentando llevar toda la razón, ya sea por vanidad, por mera testarudez o por culpable mala fe. A. Schopenhauer pensaba que esto se debe a la intrínseca maldad del género humano, pero su generalización es también refutable, como lo son todas.

Los griegos no sólo inventaron la Lógica, ciencia que trata de las condiciones formales de la verdad, sino que también ingeniaron ese arte bastardo de “llevarse el gato al agua” en la discusión pública convenciendo al otro de que nuestras “razones” son las mejores; una técnica o arte, a la que no le importa generar verdad, sino producir persuasión. A esta especie de dialéctica o técnica de la controversia con fines publicitarios y propagandísticos, los socráticos le llamaron erística. La discusión retórica o dialéctica erística contiene el conjunto de estratagemas y astucias mediante las cuales uno consigue llevar siempre razón, tanto si la lleva como si no; mediante sus insidias y ardides uno consigue que su opinión se imponga, tanto justa como injustamente.

Conceptualización

La erística (del griego eristickos, «aficionado a la disputa») es el arte de la disputa o de la argumentación, cuyo objetivo es ganar una discusión, a menudo a través de métodos sutiles y engañosos, sin necesariamente buscar la verdad. Originalmente, era un método de enseñanza de los sofistas griegos, pero evolucionó a un sentido más peyorativo para referirse al uso de falacias para imponer una opinión. El filósofo Arthur Schopenhauer acuñó el término "dialéctica erística" para referirse al arte de tener razón por cualquier medio, lícito o ilícito.

Se centra en los principios que rigen el debate y la argumentación dialécticos. A menudo se refiere a un tipo de argumentación que se enfoca en terminar con la disputa con éxito de un argumento en lugar de acercarse a una realidad dada. No se debe confundir con la heurística que es en cierto modo lo opuesto a ella.

La erística está emparentada con la sofística y la retórica, artes suasorias (persuasivas), pero también con la psicología, pues contiene tácticas y estrategias que tienen muy en cuenta la naturaleza de la mente humana, sus atenciones, intenciones y pasiones, modos y métodos que son dignos de estudio no sólo para ejercitarse con ellos si uno es abogado, profesor, vendedor, sacerdote o político, sino también para descubrirlas en el publicista y detectarlas en el propagandista y así, descubiertas y analizadas, no dejarse seducir ni arrastrar hacia creencias u opiniones engañosas, o hacia comportamientos impropios, como el consumismo o el populismo demagógico, del signo que sea. Los modos y métodos de la erística son decisivos en ese cuarto poder de las democracias modernas que llamamos Opinión pública y que los medios de comunicación añaden a los tres tradicionales: legislativo, ejecutivo y judicial.

Según Terence Henry Irwin, «es característica del procedimiento erístico pensar en algunos argumentos como forma de derrotar al contrario, al mostrar que un oponente debe sancionar la negación de lo que inicialmente se tomó a sí mismo a creer.» Es decir, los argumentos erísticos se centran en tener la razón o en ser percibido convincentemente como acertado. El objetivo general consiste en ganar la discusión, y/o la participación en un conflicto con el único propósito de perder el tiempo a través de argumentos, no para descubrir potencialmente una respuesta verdadera o probable a cualquier pregunta o tema específico.

La erística aboga por el bien de los conflictos en lugar de la búsqueda de la resolución de conflictos.

Según Aristóteles, este arte de la controversia habría sido creado por Eutidemo. La erística juega un papel fundamental en la filosofía antigua y en las querellas de las distintas escuelas filosóficas. Es objeto de una obra específica de Arthur Schopenhauer: Dialéctica erística o el arte de tener razón, expuesta en 38 estratagemas.

Es importante tener en cuenta que la erística no es un enfoque ético o constructivo para el debate. Se centra en la manipulación y la victoria a expensas de la honestidad y la búsqueda de la verdad. En lugar de utilizar la erística, es recomendable adoptar un enfoque más colaborativo y respetuoso en los debates, donde se busque el intercambio de ideas y la búsqueda de soluciones mutuamente beneficiosas.

Origen y evolución

  • Orígenes griegos: La palabra proviene del griego eristikos y se asocia con el arte de la discusión (eris).
  • Sofistas: Los sofistas la popularizaron como un método de enseñanza de preguntas y respuestas para que los estudiantes aprendieran a refutar a sus oponentes, independientemente de si estaban en lo cierto o no.
  • Platón y Aristóteles: Platón la usó para criticar el método sofista, oponiéndolo a la dialéctica, que sí buscaba la verdad. Aristóteles también le dio un sentido negativo, aludiendo a argumentos falaces.

Características principales

  • Objetivo principal: Énfasis en la victoria sobre la verdad. El leitmotiv es ganar la disputa, imponer la propia opinión y tener la razón.
  • Métodos: Se basa en argumentos sutiles y engañosos para prevalecer sobre el adversario, incluso si se sabe que se está equivocado. Se recurre al empleo de falacias, sofismas, y estratagemas retóricas para confundir al oponente y ganar la discusión, independientemente de la validez de los argumentos.
  • Sentido peyorativo: Con el tiempo, adquirió un carácter negativo para describir a quien discute maliciosamente, sin importar la verdad, sino solo el resultado.
  • Dialéctica erística: Arthur Schopenhauer sistematizó estas artimañas en su obra "Dialéctica erística o el arte de tener razón", describiendo cómo se puede tener razón lícita o ilícitamente (por fas et nefas).
  • Otras:
    • Ataques personales (ad hominem).
    • Distorsión de los argumentos del oponente.
    • Elusión del tema principal.
    • Apelación a la emoción en lugar de la razón

Objetivo de la erística

Al estudiar la forma en la que se utiliza la erística, se puede determinar cuál es la función que cumple este recurso dentro de la retórica. La idea es plantear ideas o argumentos que permitan alargar una discusión; es decir, son planteamientos que no ayudan a resolver un problema o la falta de consenso sobre un tema.

Los sofistas fueron los primeros en estudiar y utilizar los argumentos erísticos, pero hoy en día se utilizan en una gran cantidad de situaciones. Es muy habitual que la erística se presente en arengas o discusiones políticas, así como en polémicas literarias.

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La idea casi siempre se basa en enredar al rival.

Las discusiones o argumentos erísticos poseen ciertas normas, aunque incentiven el conflicto. Para empezar, los interlocutores deben alternar sus intervenciones en este tipo de debates.

Tiene que existir algún tipo de colaboración o contribución entre los participantes, pero solo a niveles casi imperceptibles. El objetivo es tener la razón en el diálogo que se mantiene. Los argumentos se usan solo para ganar la discusión, ya que no hay ningún tipo de interés en descubrir algo, mostrar una verdad o resolver algún problema o pregunta.

Autores relacionados con la erística

Varios autores hablaron en sus obras sobre la erística. Platón, por ejemplo, fue un detractor del movimiento sofista, por ende, siempre fue contrario a este tipo de técnica. Fue partidario más bien de la dialéctica. Mientras que Aristóteles dejó plasmado en sus escritos el papel de Eutidemo en la creación de la erística.

El filósofo alemán Arthur Schopenhauer (1788-1860) enunció 38 tipos de engaños que se podían realizar y que se pueden considerar técnicas erísticas. Lo hizo en la obra Dialéctica erística o el arte de tener la razón (1864).

En épocas más recientes, Terence Henry Irwin, un filósofo inglés, también dio su opinión sobre este tema.

Como herramienta retórica

La erística era un tipo de herramienta de enseñanza con «preguntas y respuestas» popularizada por los sofistas, como Eutidemo y Dionisodoro. Los estudiantes promueven disputas erísticas para aprender a «refutar a su oponente, no importa si él dijo sí o no como respuesta a la pregunta inicial» a través de la práctica.

Platón a menudo contrapuso este tipo de argumentos con el método dialéctico y otros, a su entender, más apropiados como la razón y la lógica (por ejemplo, en República 454 bis). En el diálogo Eutidemo, Platón satiriza la erística.

Platón creía que el estilo erístico, «no constituye un método de argumentación», creyendo que argumentar erísticamente es utilizar conscientemente argumentos falaces, por tanto, debilitando la posición de uno.

A diferencia de Platón, Isócrates (a menudo categorizado con los sofistas) confundía la erística fusionándola con la dialéctica, sin hacer distinción entre los dos métodos. No incluyó la práctica de cualquiera de sus enseñanzas porque pensaba que la erística carecía de la utilidad social que crea ciudadanos responsables.

Dialéctica erística

De acuerdo con Schopenhauer en La Dialéctica Erística, a la erística concierne principalmente analizar las estratagemas deshonestas para que puedan, a su vez, ser reconocidas y derrotadas, con el fin de continuar un debate dialéctico productivo. Porque la Dialéctica Erística se centra solo en la victoria, y no en la verdad objetiva, por ser su finalidad y propósito de naturaleza egoísta.

La obra de Schopenhauer no fue una publicación muy extensa y apareció luego de la muerte de su autor gracias a un filósofo polaco de la época.

Llegó a exponer más de 30 tipos de engaños que se podían hacer gracias a la retórica y que eran considerados erísticos. El uso de cualquiera de estas artimañas podía ayudar a que uno de los interlocutores tuviera éxito.

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Eso sí, la verdad no era un fin que se buscaba con estas herramientas, la idea simplemente era conseguir la victoria en la confrontación de ideas.

De esta forma, Schopenhauer expuso que en una discusión alguien podría beneficiarse de recursos como la exageración de las cosas, de no plantear la conclusión para que el interlocutor rival tuviera que aceptar las premisas expuestas, o de inducir al otro para que admitiera como válidos los pensamientos del emisor.

En muchas ocasiones, son métodos que se enfocan en confundir al otro participante. Si logra aceptar alguna de las ideas expuestas, ya se considera que está perdiendo la confrontación.

Schopenhauer también nombró la importancia de hacer comparaciones, de concluir cosas de forma rápida. Además, apeló a los sentimientos cuando habló de impacientar al contrario y de hacer que se molestara. De igual forma, expuso que el público presente podía tener un papel relevante.

La enseñanza de la erística

Los hermanos filósofos de la antigua Grecia, Eutidemo y Dionisodoro, le dieron fama a la erística como instrumento para educar a las personas. Se basó en el planteamiento de diferentes interrogantes que debían ser respondidos.

En este caso, la respuesta solía ser lo de menos, lo importante era aprender a contradecir u oponerse a lo que era respondido. Las ideas de estos hermanos sofistas aparecieron en una de las obras de Platón, aunque no fue partidario de ellas.

Platón se inclinó más por la técnica de lo dialéctico. No consideró la erística como una forma adecuada para cuestionar a otros. Llegó a pensar que simplemente se usaron unas premisas que no eran verdaderas de manera intencionada. Para Platón, esta ausencia de argumentos verdaderos le restaba credibilidad a la discusión y al emisor del argumento.

Isócrates, más conocido por su rol como orador y vinculado con los sofistas, solía mezclar las ideas de la erística con la dialéctica. No fue una herramienta que explicó como educador porque creyó que socialmente no era relevante. Lo falaz de los argumentos usados lo llevó a pensar que quienes empleaban la erística no estaban comprometidos con la sociedad.

Comparación entre erística y dialéctica

En sus escritos, Platón llegó a asegurar que existen diferencias entre el significado y la función de erística con la dialéctica. El aspecto más importante en este sentido es que la erística no distingue entre los temas que se discuten, no tiene ningún tipo de clasificación. La dialéctica, por su parte, se enfoca en buscar la verdad. No compara argumentos.

Funcionamiento de la erística

La erística incluye ejemplos de falacias como generalizar una afirmación exagerándola (la amplificación) o reducirla a un punto absurdo para que sea más fácil de refutar. Otros ejemplos son atacar a la persona en lugar del argumento (argumentum ad hominem) y cambiar de tema repentinamente para evadir una refutación (diversión).

Tópicos y lugares comunes

La erística se vale de lugares comunes, también llamados tópicos, que son proposiciones, máximas o apotegmas aceptados por el común de los mortales como verdades, prejuicios del sentido común, prevenciones que resultan engañosas y están sujetas a numerosas excepciones. Algunos tópicos no son sino malentendidos culturales. Por ejemplo, el lugar común de que “la excepción confirma la regla” procede de una regla escolástica que decía ‘exceptio probat regulam’ y cuya traducción rigurosa es “la excepción pone a prueba la regla”, es decir que si encontramos excepciones debemos revisar la regla, buscando otra que no presente excepciones, que será mejor que la que sí las presenta. Si fuera cierto que la excepción “confirma” la regla, entones sería verdad que los seres humanos tenemos dos cabezas, dos lenguas y cuatro brazos, porque existen miles de millones de excepciones.

Solemos argumentar recurriendo a tópicos: “vaca grande ande o no ande”, “más vale calidad que cantidad”, “a quien madruga, Dios le ayuda”, etc. Son afirmaciones plausibles (del latín plauso, aplaudo), verosímiles (que pueden ser verdaderas y lo son muchas veces), aceptadas por la tradición y por el pueblo con pretensiones de aplicabilidad general. Todos los refranes son loci, lugares comunes o tópicos de orientación práctica. Aristóteles ya se ocupó de 382 tópicos en un tratado que escribió con su análisis. Los tópicos son generalizaciones arbitrarias como “el poder corrompe”, “lo bello es efímero”, “todas las cosas excelentes son raras”, “el amor odia a los inactivos”, etc. Téngase en cuenta que cuanto más general es una aseveración, tanto más refutable resulta. Además, el propio refranero es contradictorio: “lo pequeño es hermoso”, “el mejor perfume se vende en tarros pequeños”, “no por mucho madrugar amanece más temprano”, contradicen las sentencias del principio del párrafo…


Arte de la discusión y la polémica

Enfatizo: que a la erística no le interesa el problema de la verdad, ya que atiende exclusivamente a cómo defiende uno sus aseveraciones o arremete contra las del otro, es decir, a cómo sostiene uno sus creencias con pretensiones de racionalidad y verdad y a cómo refutar, contrariar o contradecir las aseveraciones del interlocutor argumentando. Por desgracia y a veces de consecuencias trágicas, a la hora de discutir o polemizar (y pocas veces merece la pena), no tenemos en cuenta para nada la realidad o la verdad objetiva, si no es accidentalmente, porque por lo general se ignora qué es lo real o dónde está la verdad; “la verdad yace en lo profundo”, sentenció Demócrito. Muchas veces, cuando discutimos, ni uno mismo sabe si tiene razón, entonces  especulamos o divagamos, lo cual no tiene por qué ser un mal entretenimiento, pues de esas tentativas del pensamiento, como “tormenta de ideas”, surgen a veces iniciativas teóricas y prácticas útiles.

La erística refiere a una especie de esgrima intelectual, torneo o competición verbal, muy propia de los tribunales, el parlamento, los programas televisivos de debate o las tertulias “rosas” de famoseo o de “cosas del corazón”.

eristica

Modos y métodos de la Erística

Alguien afirma o niega algo con pretensiones de verdad, es decir asevera. No estamos de acuerdo con lo que dice nuestro interlocutor. Y por eso argumentamos. No el consenso sino el disenso es la base de la erística que, en el mejor de los casos, busca el consenso. 

En la base de toda dialéctica, y la erística es la más popular y común de sus tipos, tenemos dos modos de argumentación: ad rem y ad hominem. Es decir, o mostramos que lo que dice el antagonista no se congruente o no se aviene con la realidad o arremetemos contra el contrincante, mostrando, por ejemplo, que se contradice o que usa la mala fe.

En toda especie de argumentación contamos con dos métodos generales: atacamos la tesis del adversario dialéctico por sus principios (argumentación directa) o por sus consecuencias (argumentación indirecta). En la vía directa podemos negar sus supuestos o premisas (que suelen ser tópicos) o que su tesis se siga como consecuencia lógica de sus principios. En la vía indirecta se usa la apagoge o la instancia.

En el caso de la apagoge damos su tesis por válida, pero mostramos que de ella, sola o con otras premisas, se siguen consecuencias falsas. La lógica enseña que de toda premisa falsa pueden seguirse consecuencias verdaderas (de lo absurdo se sigue cualquier cosa), sin embargo, la lógica también enseña que de una premisa verdadera no pueden seguirse consecuencias falsas.

La instancia es lo mismo que el ejemplo a contrario (exemplum in contrarium). Alguien dice “los andaluces son perezosos” y nosotros, para desmentir su tesis razonamos “in contrarium” mostrándole al que tal afirmó lo apreciados que son los obreros y técnicos andaluces en la industria alemana del automóvil.

Schopenhauer

En su tratadito El arte de tener razón, Arthur Schopenhauer expone 38 estratagemas que se basan en estos dos modos y estos dos métodos arriba indicados (Alianza, Madrid, 2002). Con este librito, el lector interesado y amigo de las discusiones puede aprender a “salirse con la suya”.

Erística vs manipulación

La erística y la manipulación son dos conceptos relacionados con la persuasión, pero difieren en su enfoque y propósito. La erística es el arte de la disputa para vencer, priorizando la victoria sobre la verdad y usando estratagemas para ganar una discusión, a menudo de forma ilegítima. La manipulación es la influencia encubierta de los pensamientos y comportamientos de alguien para beneficio propio, a menudo sin que la persona sea consciente de que está siendo influenciada.

Característica Erística Manipulación
Enfoque principal Se centra en la victoria en una disputa, independientemente de si se tiene o no la razón. Se enfoca en el cambio encubierto de las opiniones, sentimientos y comportamientos de una persona o grupo. Influir y controlar a la persona es clave
Objetivo Victoria en el debate y refutar al oponente, a veces por medios "lícitos o ilícitos". Beneficio propio, logrando objetivos que la persona manipulada no tenía en mente inicialmente.
Transparencia A menudo busca la victoria por medios poco éticos (pero a veces puede ser para enseñar), según Schopenhauer, puede usar estratagemas ilegítimas. Es siempre encubierta y oculta, actuando sin el conocimiento de la víctima.
Resultado Se gana la disputa, no necesariamente la verdad. La persona puede actuar sin ser consciente de la influencia.
Origen Popularizada por los sofistas en la antigua Grecia como una herramienta de enseñanza. Se refiere a la influencia sobre las mentes de las personas para controlar sus acciones.
Método Utiliza diversas estratagemas para confundir, engañar o persuadir al oponente en un debate. Utiliza técnicas de persuasión o sugestión para eliminar la capacidad de crítica o autocrítica de la persona.
Relación con la verdad Sacrifica la sinceridad y la verdad objetiva en favor de la verdad aparente. A menudo implica distorsión de la verdad o la justicia.
| Fuente: Tabla generada por la Inteligencia Artificial de Google
 
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Ejemplos de estratagemas erísticas

  • La amplificación: Se toma la afirmación del oponente y se exagera o se interpreta en su sentido más amplio para hacerla más vulnerable.
    • Ejemplo: Si alguien dice "los niños deberían estar en casa a las 10 p.m.", un contraargumento erístico podría exagerar la afirmación diciendo: "¡¿Quieres encerrarlos a todos, privándolos de libertad y convirtiéndolos en prisioneros?!".
  • Argumentum ad hominem: Se ataca a la persona en lugar de rebatir sus argumentos.
    • Ejemplo: En una discusión sobre política, en lugar de debatir las propuestas, se podría decir: "No puedes confiar en lo que dice porque es un político corrupto y no le importa la verdad".
  • Diversión: Se cambia de tema de forma abrupta para escapar de una refutación o para desviar el debate.
    • Ejemplo: Si se está discutiendo sobre la calidad de un producto, y se está a punto de ser refutado, se podría decir: "Pero si hablamos de calidad, ¿qué me dices de las terrible condiciones laborales de sus empleados? Eso es mucho más importante".
  • Petición de principio (Petitio principii): Se postula como verdadero aquello que se necesita demostrar.
    • Ejemplo: "La vida es un misterio porque es enigmática y todo lo que es enigmático es un misterio".
  • Generalizar admisiones: Se toman las admisiones de un caso particular y se aplican a todos los casos.
    • Ejemplo:Si una persona admite que un medicamento particular puede tener efectos secundarios, se podría generalizar diciendo que "toda la medicina es peligrosa".

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PREGUNTAS FRECUENTES

      La argumentación erística convierte la disputa exitosa en un fin en sí mismo, en lugar de un medio para alcanzar la verdad . Esta argumentación reduce la indagación filosófica a un mero ejercicio retórico . El argumento erístico está estrechamente vinculado a los sofistas y fue ridiculizado por Platón en su diálogo. Eutidemo . El término se usa a menudo de forma más amplia para caracterizar argumentos que se basan enformas de razonamiento sutiles pero falaces. https://www.britannica.com

      Aquella que abusa del procedimiento dialéctico hasta el punto de convertirlo en vana disputa.   RAE

      Erístico significa "argumentativo y lógicamente inválido". Alguien propenso a argumentos erísticos probablemente causa bastantes conflictos entre sus interlocutores. No sorprende, entonces, que la palabra se remonte a la palabra griega para "conflicto".   https://www.merriam-webster.com

      En filosofía y retórica , erístico (de Eris , la antigua diosa griega del caos, la discordia y la discordia) se refiere a un argumento que busca refutar con éxito el argumento de otro, en lugar de buscar la verdad .   https://en.wikipedia.org

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