¿Alguna vez has pensado en la inmensa cantidad de objetos que acumulamos en nuestros hogares? Cientos de enseres que, en muchos casos, ya no tienen ninguna utilidad, y que sólo están ahí para seguir acumulando polvo.
¿Y qué hay de nuestras emociones y pensamientos? ¿Alguna vez te has saturado de ellos y has sentido la necesidad de despejar tu mente?
Sin duda, las sociedades actuales se caracterizan por un increíble exceso en todos los sentidos: exceso de adquisición, de compras, de tareas y quehaceres, de pensamientos e ideas que deambulan continuamente en nuestra mente.
Ante este aumento descontrolado, el minimalismo empieza a adquirir fuerza. En todo el mundo.
Muchas culturas ya cuentan con tradiciones arraigadas que defienden la simplificación de pertenencias y la paz mental. Y en ellas se apoya el minimalismo. Éste nace como una filosofía de vida cuya idea principal consiste en la revalorización de las prioridades individuales. Es decir, en otorgar valor a lo realmente importante, prescindiendo de todo lo superfluo.
En esta medida, podría considerarse como una corriente contraria al consumismo desmedido al que estamos acostumbrados. Un consumismo que nos incita a “cubrir carencias” mediante la compra compulsiva de enseres que nos harán sentir mejor. Pero… ¿realmente conseguimos sentirnos mejor simplemente por el hecho de adquirir nuevos objetos?
El minimalismo, originalmente una tendencia arquitectónica que busca reducir las obras a lo esencial, se ha trasladado a otros ámbitos. La idea es muy sencilla: menos es más, lo que aplicado, por ejemplo, a nuestra vida diaria significa reducir al máximo el uso y consumo de bienes materiales. Esta forma de estar en el mundo tiene efectos positivos sobre el medio ambiente e iniciativas ecologistas recientes, como el movimiento Zero Waste, son muy cercanas a ella.
En la última década, el minimalismo ha trascendido al mundo de la arquitectura instaurándose como una alternativa al consumismo desmedido de la sociedad actual. ¿La clave? "Menos es más". Aunque la popular frase fue acuñada por primera vez en los años sesenta por el artista norteamericano Ad Reinhardt, fue el arquitecto alemán Mies Van der Rohe quien la popularizó, dando lugar a un movimiento artístico que ha llegado hasta nuestros días reconvertido en un estilo de vida que propone una visión diferente del mundo.
Qué es el minimalismo
Además de una corriente arquitectónica que busca reducir las obras a lo esencial, es decir, despojarlas de todo lo superfluo, el minimalismo es hoy en día una filosofía de vida que propone una forma de ser y actuar más sencilla y, sobre todo, más amable con el medio ambiente y el conjunto de la sociedad.
De hecho, un estilo de vida minimalista prioriza lo simple sobre lo complejo y la calidad sobre la cantidad en contraposición a la cultura del consumismo extremo. El diseñador, escritor y conferenciante norteamericano Graham Hill reflexiona sobre ello en una de sus charlas TED Enlace externo, se abre en ventana nueva.: "Nos hemos convertido en seres tan consumistas que cada vez necesitamos más espacio, lo cual, además, nos hace contraer grandes deudas y generar enormes huellas medioambientales. Pese a todo, nuestros niveles de felicidad siguen igual que hace 50 años".
Como defensor del minimalismo, Hill propone eliminar todo lo accesorio de nuestras vidas —aquellas cosas que nunca usamos— y pensar antes de comprar. Para alcanzar ese estilo de vida bueno para nosotros y para el medio ambiente en plena lucha contra el cambio climático, propone una fórmula de tres pasos que denomina "vida editada": 1. elimina sin piedad, 2. piensa que lo pequeño, lo que ocupa poco, es sexy, y 3. aquello que tengas, hazlo funcional.
El minimalismo va más allá de lo material. No se trata sólo del espacio físico y de los objetos que adquirimos, sino que transciende al plano mental y espiritual. Y no afecto sólo al individuo, sino que es un movimiento colectivo que beneficia a toda la humanidad y todo el planeta, puesto que posee una perspectiva ecológica.
Características fundamentales
- Simplificación: Reducción de elementos a lo esencial, eliminando lo innecesario.
- Austeridad: Búsqueda de la simplicidad y la elegancia, evitando la ostentación y el exceso.
- Simetría y equilibrio: Uso de formas y composiciones que transmiten armonía y orden.
- Materiales simples: Uso de materiales naturales o industriales en su estado más básico, sin adornos.
Aplicaciones
- Arte: El minimalismo artístico se caracteriza por obras geométricas, monocromáticas y que buscan la interacción con el espacio.
- Arquitectura: La arquitectura minimalista se enfoca en la simplicidad, los espacios abiertos, la luz natural y la funcionalidad.
- Diseño: El diseño minimalista busca la claridad, la eficiencia y la funcionalidad, eliminando elementos innecesarios.
- Estilo de vida: El minimalismo en la vida diaria se refiere a reducir el consumo, organizar el espacio, y enfocarse en lo que realmente importa.
El minimalismo en la vida diaria
Hill resume algunas de las claves para empezar a llevar una vida minimalista:
Compra calidad, no cantidad
El minimalismo no implica no comprar, sino hacerlo de forma más intencional y menos impulsiva. La clave es invertir en calidad para que los productos perduren. El precio será algo mayor, pero a largo plazo se ahorra al recortar el número de compras frecuentes, además de reducir la cantidad de residuos.
Digitaliza todo lo que puedas
Si eres un gran amante del cine, la música o la literatura, considera la posibilidad de digitalizar tu colección. Además de ahorrar espacio en tu hogar, te asegurarás encontrar siempre lo que buscas. Si te gusta sentir físicamente las experiencias, las bibliotecas, las salas de cine o de conciertos son una gran alternativa.
Elimina sin miedo
A veces cuesta deshacerse de las posesiones materiales, pero es un paso necesario. Eso sí, prescinde solo de las cosas que no necesites. Para empezar, identifica qué cosas tienen un propósito y cuáles no. Las que no aporten valor, recíclalas o véndelas para otorgarles una segunda vida.
Investiga cómo reutilizar
Considera qué objetos pueden cambiarse por otros que no sean de un solo uso, por ejemplo, una botella de cristal por una de plástico o una taza de cerámica en vez de un vaso de plástico. De hecho, los plásticos de un solo uso tienen los días contados, así que cuanto antes te acostumbres mejor.
Dale un sitio a cada cosa
Toca ser creativo con el almacenaje y organizarlo todo asegurándote de que guardas solo lo imprescindible y de que lo haces en el lugar adecuado. Si ves que te falta espacio para ciertas cosas o que pasado un tiempo no las has usado, quizás haya llegado el momento de reconsiderar si realmente las necesitas.
Cómo son las personas minimalistas
Como Hill, cada vez son más las personas que consideran que el estilo de vida minimalista es bueno para las personas y para el medio ambiente. Por ello, se suman a él y lo promueven. La plataforma The Minimalists es un buen ejemplo. Creada en 2010 por los estadounidenses Joshua Fields Millburn y Ryan Nicodemus, mundialmente conocidos por sus documentales de Netflix (Minimalism, 2016 y Less Is Now, 2021), cuenta en la actualidad con cinco millones de seguidores, según The Washington Post.
¿Cómo son las personas minimalistas? Son ciudadanos normales y corrientes que se muestran contrarios a un consumismo descontrolado y a favor de un desarrollo más sostenible. De hecho, iniciativas ecologistas recientes, como el movimiento Zero Waste, están muy vinculadas a esta forma de vida. Sus practicantes desarrollan la facultad de identificar lo esencial, lo que tiene algún propósito en sus vidas, y de eliminar todo lo demás para ganar libertad, tranquilidad y espacio.
De hecho, para los seguidores del minimalismo, unos veinte millones según la revista norteamericana GQ, las pertenencias no son solo productos, sino obligaciones que generan, como ya apuntaba Hill, estrés y deuda. En ese sentido, el conferenciante norteamericano pregunta con humor: "¿cuándo somos más felices que cuando nos vamos de vacaciones con todo lo que necesitamos en una maleta?".
Los beneficios del minimalismo
Independientemente del motivo que lleve a adoptar un estilo de vida minimalista, este tiene unos efectos positivos innegables tanto sobre las personas como sobre el medio ambiente.
Como hemos comentado, el minimalismo supone un estilo de vida que va más allá del espacio físico, sino que trasvasa fronteras y se integra en aspectos como el trabajo, el hogar, el consumo, la gastronomía, la ropa e, incluso, los pensamientos. Nos guía hacia una forma de vida más sencilla, desechando las tareas, personas y “ruidos” de la vida que nos restan energías.
A continuación, repasamos algunos de los beneficios que nos trae el estilo de vida minimalista.
- Ahorro económico: el minimalismo rechaza la mentalidad consumista desmedida de las sociedades contemporáneas. Por tanto, se evita la inversión de recursos económicos en objetos y cosas innecesarias, dejando lugar únicamente a lo esencial.
- Orden y limpieza: al poseer poco, adquirimos mayor consciencia de lo que tenemos y de la forma en que almacenamos todas nuestras posesiones. Por tanto, todo se ve más organizado, y la limpieza será mucho más sencilla.
- Oportunidad para ayudar y reutilizar: al deshacernos de los objetos que ya no necesitamos, podemos donarlos y permitir que otras personas le den un nuevo uso. De este modo, estaremos ahorrando la necesidad de continuar consumiendo productos nuevos, cuando aún existen muchos en buen estado.
- Mayor tiempo disponible: puede que este punto de parezca insignificante, pero pequeños gestos como decidir qué ropa ponernos, encontrar los zapatos adecuados entre una pila enorme de opciones, o sacar la taza que buscamos del último rincón del cajón detrás del resto de cubiertos y platos, son actividades que consumen tiempo. Y energías. Si simplificamos todo esto, quedándonos únicamente con aquello que realmente utilizamos, sin duda seremos mucho más productivos.
- Sensación de calma, equilibrio, tranquilidad y libertad. Nos han vendido la idea de que “si compramos X cosa, seremos más felices”: si tenemos un coche de último modelo, si vivimos en una casa grande, si nos hacemos con el último modelo de IPhone, si compramos a nuestros hijos un patinete eléctrico, etc. Ante esta idea, el minimalismo rompe con la dependencia consumista, animándonos a buscar la felicidad en las experiencias, las relaciones y el enriquecimiento persona
- Claridad mental: al poseer claridad en nuestro entorno, nuestras emociones y pensamientos también se clarifican. Nos deshacemos de las cosas que nos distraen somos capaces de proyectar mejor nuestros objetivos y deseos, nos enfocamos en lo realmente importante.

El minimalismo lleva implícitas una serie de obligaciones no escritas que impactan positivamente en el medio ambiente:
- Sostenible y responsable con el medio ambiente: relacionado con el punto anterior, el minimalismo permite disminuir el desperdicio de recursos que acaban generando contaminación y que, en última instancia, nos afecta a todos, tanto a humanos y especies, como al Planeta en su conjunto.
- Contribuye a reducir las actividades industriales que más contaminan, como la fabricación textil, y a evitar la sobreexplotación de los recursos naturales.
- Implica una menor generación de residuos y la capacidad de manejarlos de una manera más sostenible.
- Reduce el uso y la presencia de plásticos, especialmente perjudiciales para mares y océanos, sustituyéndolos por materiales biodegradables.
- Disminuye la contaminación ambiental al usar menos medios de transporte individual, además de reducir la huella ecológica.
En definitiva, el consumismo genera consecuencias no sólo a nivel personal, sino también medioambiental: el consumo irresponsable agota los recursos naturales y genera una contaminación desmesurada, lo que revierte en el cambio climático y en nuestra vida diaria.
Bibliografía